Hay labores que pueden hacerse de cualquier manera, oficios que no requieren una predisposición casi genética para realizarse. Otros pueden hacerse con el entrenamiento apropiado. Hay por otro lado un oficio que no puede hacerse sin un motor esencial. Vocación. La docencia se encuentra en muchos sitios subvalorada por una sociedad que no sabe para qué se educa, por unos gobiernos que tienen claro su propósito y nos quieren utilizar para conseguirlos y por comunidades educativas que utilizan las instituciones educativas como guarderías para niños de todas las edades.

La vocación, condición sin la cual debe ser imposible ser docente debe prevalecer frente a cualquier condición. No somos apóstoles, somos profesionales, por lo tanto debemos reclamar por nuestros derechos y debemos establecer condiciones dignas para nuestro trabajo a nivel salarial y garantizar nuestra calidad de vida. Sin embargo, el ideal de nuestro deber ser debe predominar frente a las dificultades. El compromiso mayor son los estudiantes, nuestro objeto de estudio debe ser la pedagogía, no la ley para verificar nuestros derechos, no la demagogia para politizarnos y pelear con otros políticos. ¿Para qué estudiamos? le preguntaban a Platón; "para tomarnos el poder" sigue siendo la respuesta siglos después, la toma del poder no consiste en que gobernemos, podríamos hacerlo, está en que formemos de tal manera a nuestros estudiantes que ellos se tomen el poder mediante el ejercicio de una ciudadanía responsable, comprometida y poderosa que pueda transformar la sociedad desde sus cimientos, nuestra revolución es enseñar más y mejor, nuestras armas son conceptos, ideas sembradas en el lugar y el momento preciso, generar conciencia es nuestra publicidad política, debemos ser la reserva moral de esta generación. Sin embargo nos envilecemos en las luchas de cartel, de marchas sin asoleada y sin aguante de hambre, nos preocupan más los problemas del vientre que los que subyacen al intelecto. Esto viola nuestra vocación, seamos fieles a la misma, creemos academia, espacios reflexivos, mejores planeaciones, mejores contenidos, mejores relaciones con los estudiantes, transformemos las escuelas y las vidas de las personas, de eso se trata la vocación.